La sonrisa, la risa y la carcajada, ajena o nuestra, son el mejor remedio

para la pena infinita que nos inunda nuestra alma...

y al final, nos limitaremos a mirar el horizonte y sonreir... porque sabremos

que no hay vuelta atras!

PAZ FERNANDA HUERTA MIRANDA

Cuántos insolentes visitan a enfermo

domingo, 2 de octubre de 2011

El tren de la vida



Perdí a mi compañero de viaje
en el tren de la vida.
Su boleto no tenía más estaciones
y quise bajar con él;
mas mi boleto no acababa allí
y el tren siguió su viaje.

Por un segundo,
se paralizó el mundo entero
se calló el mundo entero,
y entré en pánico.
Por un segundo,
mis piernas ya no me sostenían
y mi alma se quebró en mil y un pedazos.

Cómo cambia tu vida.
Cómo cambian tus rutinas.
Y cómo sigue la vida a pesar de eso.

Su número de asiento,
seguirá vacío.
Es un regalo del tren de la vida.
Extrañar es parte del viaje.

El tren de la vida
impidió que el pánico durara más de unos segundos.
Cuando estaba cayendo a las líneas
las personas que me acompañan en ese vagon
se levantaron y me abrazaron.
me sostuvieron la mano.
Me salvaron.
Otro regalo del tren de la vida.

Luego. Todos nos volvimos a sentar.
Cada uno tiene un asiento en su tren de la vida,
y no lo podemos abandonar.
De cerca, de lejos
los que allí me salvaron
hoy me observan.
para que no caiga,
para que la próxima estación
esté muy lejos de donde hoy nos encontramos.
Me observan,
para que yo también los observe
y no me pierda mirando el asiento vacio
o simplemente el paisaje.
Porque en el tren de la vida
el viaje se hace adentro.

Bajaste del tren
para volar alto
para seguir mi tren de la vida
desde el cielo.
Bajaste del tren
diciendo adiós
desde mucho antes.
Quizás cuando estás a punto de bajar
recuerdas cuál es tu estación
y te dan la oportunidad de decir adiós.
Prefiero creer que es así.
Otro regalo del tren de la vida.

Ese asiento vacio frente al mío
me acompañará toda la vida
hasta que me toque a mi bajar del tren
y tu estés allí esperándome
para guiar el próximo viaje.
Y sigues allí
guiando mi tren de la vida
tomándome la mano.

No te preocupes
que nuestros vagones
están con gente
que se sienta a nuestro lado
toma nuestras manos
y nos hace sonreir.
No te preocupes,
sigue volando
sigue creciendo,
que en nuestros vagones
hay personas
que no nos abandonan.

Tal vez hiciste que sus asientos
los obligaran a quedarse.
Porque en cada mano que he tomado
porque en cada abrazo que he recibido
porque en cada mirada que me ha dado fuerza
porque en cada momento,
has estado, por la ventana
supervisando.

No te preocupes
que aunque ese asiento vacío
jamás vuelva a tener un pasajero
sonreímos.
El tren de la vida es así.
Da vueltas y vueltas
Pero jamás se detiene.
20.09.2011

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